Definición de elementos de gobernanza para la restauración y gestión adaptativa del ecosistema de pino en Honduras

Abstract

Esta investigación define los elementos de gobernanza para la restauración y gestión adaptativa del ecosistema de bosque de pino de Honduras y su situación actual. La metodología cualitativa, consistió en tres fases: a) caracterización de los principales retos y condiciones de partida para una estrategia de restauración; b) identificación de las principales necesidades de intervención, considerando estrategias locales de restauración, gestión adaptativa y sostenible; c) identificación de las condiciones habilitadoras de gobernanza e institucionalidad para la restauración y gestión del bosque de pino del país. Los resultados indican que los mecanismos de financiamiento en el país son escasos para hacerle frente a los compromisos nacionales e internacionales que Honduras ha adquirido; los incentivos que menciona la Ley Forestal, Áreas Protegidas y Vida Silvestre no se aplican por falta de instrumentos y normativas claras. La deforestación en el bosque de pino para el período 2000-2018 fue de 35 mil hectáreas, esta es más acentuada en zonas con pendiente entre 0-30% (62% de la pérdida de bosque), y en el rango altitudinal entre 500- 2000 msnm (con un 85% de la deforestación total); el 78% de la pérdida de bosques se dio a menos de 1,5 kilómetros de los asentamientos poblacionales. Dadas esas tendencias, el bosque de pino actual ubicado en esas condiciones (poca pendiente, altitud y proximidad a comunidades), es el de mayor riesgo a deforestación, lo cual ocurre con más de 50% del bosque de las regiones de Francisco Morazán y Comayagua. El 53% de las áreas deforestadas en el período 2000-2018, tienen como destino final en el mapa oficial del año 2018 otros usos que no son considerados bosque y que se encuentran dentro de las categorías de: cultivos agroforestales, cultivos agropecuarios, zonas urbanizadas y vegetación arbustiva; el otro 47% indica que el uso actual es bosque. Los agentes de mayor impacto que determinan un balance entre deforestación – restauración, son los agricultores, caficultores, ganaderos, empresas constructoras y recolectores de leña. Por otro lado, al evaluar aspectos de coordinación, repartición de responsabilidades e interacción entre instituciones para la restauración, se identificó un deficiente accionar entre las partes, poca participación y compromiso de actores, falta de instancias de concertación, falta de liderazgo y coordinación limitada a temas puntuales como producción de plantas, reforestación y algunas actividades de protección, lo cual genera una visión de restauración cortoplacista. El potencial de almacenamiento promedio de carbono del bosque de pino es de 20,40 toneladas métricas por hectárea; el 68% del bosque tiene potencial productivo y el 22% para recuperar o conservar el recurso hídrico. El área del bosque de pino con condiciones propicias para restaurar y con una prioridad alta es de 4 mil hectáreas. Las acciones que se requieren para recuperar esas áreas son tratamientos silviculturales, manejo de regeneración natural, reforestación, protección, dispersión de semillas y técnicas de nucleación.